Miramos la maldad de los otros,porque conocemos la maldad mediante nuestro comportamiento. Nunca perdonamos a los que nos hieren, porque creemos que nunca seríamos perdonados. Decimos la verdad dolorosa al prójimo, porque queremos ocultárnosla a nosotros mismos. Mostramos nuestra fuerza para que nadie pueda ver nuestra fragilidad
Por eso, siempre que estés juzgando a tu hermano, ten conciencia de que eres tú quien está ante el tribunal.
No hay comentarios:
Publicar un comentario